movimientorevolucionariomarzo28

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¡Hoy más que nunca cobra vigencia nuestra lucha!
¡Por el socialismo, por la revolución educativa,
por una universidad para tod@s!

                 Los estudiantes se han caracterizado por ser un sector crítico dentro de la sociedad. Han estado históricamente a la vanguardia de distintas luchas reivindicativas y han marcado un referente en la búsqueda de sociedades más justas. No está de mas recordar la “Reforma de Córdoba en 1918”, la lucha contra la dictadura gomecizta de la “Generación del 28”, el “Mayo Francés” en 1968 y la “Renovación Universitaria” venezolana, donde el calor de la rebeldía, la creatividad y el impulso de la juventud y el estudiantado protagonizaron estos hechos.


                 En Venezuela, las universidades y liceos fueron la chispa incendiaria de la explosión popular en contra de la dictadura del General Marcos Pérez Jiménez que desembocó en los hechos del 23 de enero de 1958. Posteriormente, en los años 60 y 70 estos espacios fueron reductos de la izquierda convirtiéndose en punta de lanza de la resistencia contra los gobiernos del denominado “Pacto de Punto Fijo”. Pero aún antes, el estudiantado revolucionario ya había dejado su huella en la historia, siendo significativo el 12 de febrero de 1814 cuando el General Patriota José Félix Ribas comandando filas de estudiantes apegados a la causa independentista marcharon en los valles aragüeses derrotando al ejercito realista. De esta manera, se puede resumir a grandes rasgos la trayectoria combativa del estudiantado en Venezuela.
A finales de la década de los ochenta e inicios de los noventa, la implementación del neoliberalismo en la vida nacional trajo como consecuencia la paulatina privatización de la educación y en especial, de la educación superior. Esto estuvo aunado a la ejecución de políticas de ingresos excluyentes, al deterioro de la educación media pública y a la más brutal represión ejercida por los gobiernos de AD y COPEI contra las manifestaciones estudiantiles. Pese a esta compleja realidad, el movimiento estudiantil venezolano levantaba las banderas de la irrespetada -en ese tiempo- autonomía universitaria así como emprendía la lucha por el reconocimiento del Pasaje Preferencial Estudiantil y por un presupuesto justo para la educación.

               Sin embrago, la Ley de Universidades, orquestada desde la incursión de los militares antipatriotas en las universidades en el primer mandato de Rafael Caldera, era funcional a las directrices emanadas por la élite dominante aliada a las grandes corporaciones multinacionales.
Ni el llamado “Caracazo” de febrero de 1989 ni el clima de inestabilidad social que caracterizaba a Venezuela lograron frenar la decisión de los gobiernos antinacionales de ir cercando a la educación superior, en especial, a las universidades autónomas. Cambiaron la composición de clase de la universidad y disminuyeron considerablemente con el transcurso de los años el carácter combativo de ellas y también de los liceos.
De esta forma, el modelo educativo fue rediseñado, agregándole un barniz ideológico que profundizó la concepción elitista de la educación en donde sólo aquellos que llenaran las expectativas de un conocimiento acrítico, vacío y autómata serian los capacitados para ingresar a las aulas de clase y así “profundizar sus habilidades” con dosis de tecnocracia, partiendo de la premisa de que no todos tienen “la capacidad para ser educados”. Así se reforzaba el trabajo sistemático adelantado por los “medios de comunicación” orientado a crear una juventud “boba” servil a la oligarquía, a la lógica consumista del mercado y a los intereses corporativos de las grandes trasnacionales.
Con las elecciones presidenciales de 1998 comienza una nueva época para Venezuela. Se genera una ruptura con el bipartidismo y por primera vez llega al país un gobierno revolucionario, encabezado por el Presidente Hugo Rafael Chávez Frías. Con el devenir del proceso de transformaciones hoy se propone la superación del régimen capitalista y la construcción del socialismo.
      
             No obstante, gran parte del sector estudiantil se mostró desde sus inicios apático a esta propuesta teniendo pocos hechos consecuentes con el legado histórico de su envestidura. Conjuntamente con esto, fueron pocos los intentos del nuevo gobierno por transformar las instituciones del modelo educativo imperante, por el contrario, inició una política que tenia como objetivo generar nuevas instituciones de educación superior sin trastocar radicalmente las estructuras vigentes.
En este contexto, un grupo de estudiantes, profesores y trabajadores profundamente preocupados por la situación “puertas adentro” de las casas de estudios superiores, tomaron el 28 de marzo del año 2001 la Universidad Central de Venezuela y con ello se levantaron contra el sistema educativo excluyente, contra la dictadura de las autoridades universitarias y frente al mal entendimiento de la autonomía universitaria, hoy usada como trinchera de los sectores de derecha. Esto generó la expulsión de dieciocho estudiantes que encabezaron dicha lucha. Es así como nace el Movimiento por la Transformación Universitaria / Marzo-28 (MTU/M-28).
Hoy la Revolución Bolivariana pretende saldar una deuda histórica que sostiene el Estado venezolano: el legítimo derecho a la educación y más específicamente, el ingreso de los miles de bachilleres sin cupo a la universidad. Por ello, se ha programado la eliminación de las pruebas internas y la Prueba de Aptitud Académica, mecanismos que representan las principales fórmulas de exclusión de las y los bachilleres a la educación superior.
No obstante, las reacciones de los que tanto ayer como hoy se oponen a las transformaciones en función de las grandes mayorías empobrecidas por el capitalismo, pretenden desvirtuar los orígenes de esta reforma y procuran detener los cambios urgentes reclamados por el pueblo. Ellos siguen casados con la idea de excluir a los sectores populares de las universidades y erigirse como amos y señores de lo que nos pertenece por derecho.
Conscientes del momento histórico que atraviesa nuestro país. Mucho más conscientes que nunca del papel que la juventud y el estudiantado revolucionario debe librar por la liberación definitiva de nuestra patria. Felices de reconocer la necesidad de transformar la educación y en especial, las universidades. Mucho más felices de entender con suma claridad que debemos rebelarnos contra la dictadura de una minoría empresarial y profesoral que no deja entrar a las hijas y a los hijos del pueblo a la “Casa que Vence las Sombras”, decimos:
 

¡LLEGÓ LA HORA MI PANA!
¡VAMOS PARA LA UNIVERSIDAD!


Movimiento Revolucionario / Marzo-28

2008/
 


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